A Carmen Alardín,
Poeta Mayor
1933-2014 |
No puedo recordar cuando la vi por vez primera, pero siempre estuvo conmigo. Como amiga, maestra, cómplice. Llegaba con ese su andar que desafiaba las leyes de la gravedad, siempre con su boina y adorno en su cabello, no se sabía cómo o cuando arribaba aparecía de pronto de entre los muros como un ser fantástico precedida por esa música que ella decía antecedía al poema.
Lectora de astros, gitana en su andar, la cubría la poesía, amiga de tardes inenarrables, ¡ah como no extrañarla¡ si deja un vacío tan grande. Imposible de remplazar lo irremplazable.
Cuantas veces sentadas en la terraza contemplando la caída de la tarde me leías tus poemas y al hacerlo me contagiabas de tu melancolía, más también de tu amor por la vida. Tu paso por esta terrenal vida nos dejo una huella impronta en el corazón, tu voz de niña inocente, porque así veías la vida con esa capacidad de asombro que vamos perdiendo con los azares del destino. Tú te envolvías en flores, en estrellas, en primaveras más a veces en "La Violencia del otoño "Eras la poesía misma y más aún la compartías al enseñarnos y querernos de esa forma tan tuya que no invadía, pero sabíamos que siempre estabas cerca, para un consejo, una corrección, una idea y más aún para defendernos a través de tus maravillosos escritos de nosotros mismos y los demás.
Se que pronto estaremos contigo alrededor de una mesa y volveremos a tallerear junto a las estrellas y astros. Camina mi niña plateada, navega por el azul del cielo que los ángeles te acompañarán.
Sonya Garza Rapport
Monterrey NL, verano de 2014