¡Se me fue la voz!

Elsita, Mama Elsie, Chucho y Sonya

Verdaderamente soy muy valiente o muy naîve, siempre creo que puedo dar más de lo que doy. Cuando era niña creí que podía cantar como Deanna Durbin, después que podía cantar y bailar como Doris Day y sigo creyendo que puedo cantar JAZZ.  El día de ayer tuvimos el ensayo de COUTRTINS  (Entre Telones) con Orquesta en vivo en el Teatro Convex, al entrar una bocina gigante se me vino encima.  Después de todo esto y con muchos nervios (he tenido que comprar pañales pues desde que tenía 8 años no mojaba la cama) aún creo que soy muy buena actriz y cantante.  La obra no es corta, tengo que estar en escena durante 2 horas,  después de pedirle al director Oscar Carapia un número estelar cual sería mi sorpresa que me lo concedió; sacó 4 chicas del “Lido de París” con penachos, pelucas y tanguitas (que diría Alicia Alonso que cuando vino a Monterrey me pidió que las flores en escena se las entregara un hombre y no Miss Nuevo León), allí me tienen tratando de cantar con aquellos "mangos” de 20 años y yo de 70.  Me pregunta el director.- ¿Estás bien, ya tienes tus aretes? y ellas con penachos de 1 m de altura.  Se me fue la voz y se me olvidó la letra pero ¿saben qué?, el viernes voy a sentir que el escenario es mío y que yo soy una mujer tan bella como las de 20 y puedo, con mi experiencia, cantar y actuar !NADIE ME ROBA MI SHOW!
Sonya Garza Rapport

Cuando recibí el texto anterior por email para publicarlo en este blog se abrió un cajón de mi memoria:

Tenía 10 años cuando iba con mi mamá en el carro por la calle Vía Savotino rumbo al Colegio Americano a una competencia de atletismo. Yo estaba muy nerviosa, no tanto por competir sino porque quería ganar, en ese momento me compuso un verso que  después publicaría en su libro “Historias que Parecen Cuentos”, editado precisamente por la Universidad Regiomontana en 1975:

“Trata siempre de ganar

mas si llegas a perder

no te pongas a llorar

que perder es aprender”

Por supuesto que llegue en primer lugar; ninguna de las dos queremos aprender, creo.

Sonya Santos de Arredondo